Como preparar la mochila para un trekking

La pregunta del millón que todo montañero se hace cuando va a hacer su primer trekking. A priori parece imposible que todo lo que vamos a necesitar para estar fuera de casa una semana o diez días podamos llevarlo a la espalda en una simple mochila, pero como veremos, es posible hacerlo con una mochila de no más de 50 litros y que no supere los 10-12 kilos de peso. La clave está en llevar lo imprescindible. Esto, que parece una cuestión de perogrullo, no resulta tan evidente a simple vista para alguien que se enfrenta a su primer trekking, y tendemos a considerar como fundamental objetos y prendas que son totalmente prescindibles. Así, hacemos y deshacemos la mochila varias veces metiendo y sacando cosas hasta conseguir algo parecido (pero sólo parecido) a una mochila optimizada para un trekking. Este proceso se desarrolla a lo largo de tres curiosas fases.

La primera fase es la de “ante la duda me llevo todo”. Es la tendencia de empeñarnos en meter en la mochila casi todo lo que echaríamos en una maleta dura cuando vamos a pernoctar en un hotel. Evidentemente, en seguida nos percatamos que es una misión imposible. Entonces eliminamos algunas prendas y objetos que nos damos cuenta que son del todo innecesarios (algún libro para leer en los refugios, camisetas y pantalones cortos de calle para cambiarnos al acabar la ruta, etc.).

Una vez reducido el equipaje de algunos elementos obviamente innecesarios, pasamos a la segunda fase: la de los “por si acaso”. Consiste en meter en la mochila prendas y accesorios, a todas luces innecesarios, para posibles imprevistos que se podrían solventar por otros medios (ropa de invierno “por si acaso” hace frío, pantalones o forros de repuesto “por si acaso se me rompe uno o se me mancha y no puedo lavarlo”, comida de sobra “por si acaso” paso hambre), y así hasta un largo etcétera. Al final, tenemos una mochila con las costuras a reventar de 15 ó 20 kilos de peso, que hemos tenido que hacer y deshacer varias veces haciendo encaje de bolillos para organizar su contenido de tal manera que entre todo, para darnos cuenta a continuación de que no podemos cargar con ese peso a la espalda durante una semana por terreno de montaña.

Tras esto, llega la tercera fase: la desesperación. Tenemos la mochila hecha con todo “lo necesario”. No podemos dejar nada porque todo lo que llevamos “es imprescindible”, pero es demasiado voluminosa y pesada para mi complexión física. La he pesado y la báscula me marca…  ¡16,7 kg!. Reviso todo de nuevo y acabo quitando algunas prendas y algo de comida. Me las tendré que apañar como pueda, pero he conseguido reducir el peso en 3 kilos. Ahora llevo “sólo” 13,7 kg. Todavía es mucho pero ya es algo más asequible. Tal vez pueda con ello… ¡Ah, que no había caído! Si en cada ruta voy a llevar 2 litros de agua con los que no había contado… Eso suma ya 15,7 kg. ¡Pues estoy casi como al principio! No puedo cargar con tanto peso… ¿Qué hago? Yo abandono. Me voy a un viaje donde duerma en hotel todas las noches, que esto del trekking es sólo para montañeros muy aguerridos.

Esta sensación de frustración casi todos la hemos sentido cuando nos ponemos a preparar la mochila para nuestro primer trekking. Al final, por mucho que intentemos reducir volumen y peso, siempre acabamos cargando en nuestra primera aventura de este tipo una mochila con un peso excesivo, del que tienen la culpa infinidad de “por si acasos” que hemos echado que nos parecían imprescindibles y que volverán a casa en el fondo de la mochila tal y como entraron, pues no los habremos utilizado ningún día. Notaremos sobremanera ese peso extra sobre todo en las pendientes más pronunciadas, donde nuestra marcha se asemejará más a la de un penitente que a la de un montañero.

Para evitar caer en los mismos errores, presentamos a continuación una lista de la equipación y material imprescindible a llevar en la mochila para un trekking de 7 a 10 días en temporada estival. Cualquier elemento que no esté en esta lista es prescindible. Si somos personas grandes y de complexión fuerte, y el peso de la mochila no es un gran problema para nosotros, podemos añadir alguna otra prenda u objeto si queremos, pero estaremos cargando sobre nuestras espaldas un peso extra innecesario que puede hacer que nos resintamos en las últimas etapas.

Como norma general, no debemos cargar más del 15% de nuestro peso corporal. Esto, a efectos prácticos viene a traducirse en una mochila de unos 50 litros de capacidad con unos 10 kilos de peso máximo. Esta cantidad de peso puede variar al alza o a la baja en función de la complexión física de cada persona. Alguien que mida 1,90 y pese 100 kilos podrá llevar perfectamente a sus espaldas una mochila de 14 ó 15 kilos, por lo que podrá añadir algunos elementos extra no imprescindibles si lo desea, pero alguien que mida 1,60 y pese 50 kilos no debería cargar con más de 7 u 8 kilos, por lo que deberá ser minimalista al máximo a la hora de hacer la mochila y evitar todo objeto o prenda innecesario.

La lista del material y equipación imprescindibles para llevar a un trekking es la siguiente:

  • Las botas de trekking, que las llevaremos siempre puestas y no ocuparán espacio en la mochila.
  • Bastones telescópicos.
  • Pantalón de agua.
  • Chaqueta fina impermeable y cortavientos gore-text o similar.
  • Pantalones de trekking de verano, evidentemente, uno de ellos es el que vamos a llevar puesto.
  • Unas mallas finas, que se pueden usar para dormir o combinar con los pantalones de trekking en caso de que sintamos frio.
  • Tres camisetas de verano de manga corta o larga de tejido sintético (nunca algodón).
  • Un forro polar fino.
  • Tres pares de calcetines.
  • Tres mudas de ropa interior.
  • Un par de guantes calientes finos.
  • Un gorro caliente fino.
  • Una gorra para protegernos del sol.
  • Sandalias o zapatillas ligeras para estar en el refugio, un calzado cómodo para cuando finalizamos la ruta. En los refugios suele haber sandalias que podemos utilizar, pero tal vez en alguna etapa pernoctemos en un albergue u hostal de algún pueblo donde no las tendremos. Es uno de los pocos “por si acaso” que pueden llegar a ser imprescindibles.
  • Unas chanclas para las duchas, si bien, una bolsa de plastico sobre el suelo me ha hecho muchas veces la misma función.
  • Una toalla pequeña de secado rápido. Ocupa y pesa poco.
  • Un pequeño neceser para la higiene personal. Únicamente debe contener:
  1. Un bote pequeño de gel/champú.
  2. Pasta y cepillo de dientes.
  3. Peine.
  4. Cortauñas.
  5. Clinex o similar.
  6. Papel higiénico (muy importante y algo que se suele olvidar).
  • Saco – sábana, suficiente para pernoctar en la mayoria de los refugios guardados en montaña.
  • Pequeño botiquín, que debe contener:
  1. Medicamentos para las inflamaciones y dolores de cabeza (ibuprofeno, paracetamol, etc.).
  2. Pastillas contra la diarrea.
  3. Sales minerales contra la deshidratación.
  4. Repelente de insectos y pomada contra sus picaduras (dependiendo del país al que viajemos).
  5. Pastillas potabilizadoras de agua (dependiendo del país al que viajemos).
  6. Vendas, esparadrapo, tijeras pequeñas, etc. Conviene saber utilizar estos elementos.
  • Gafas de sol.
  • Crema solar.
  • Linterna frontal con pilas nuevas. Lleva tambien unas de recambio.
  • Silbato, ¿miraste el cierre del cinturón pectoral de tu mochila?, la mayoria de mochilas modernas vienen provistas de uno, muy útil en sitiaciones de emergencia.
  • Manta térmica.
  • Funda de mochila.
  • Navaja multiusos.
  • Mechero, al que puedes dar unas vueltas alrededor de cinta aislante o americana y así tener un recurso adicional en caso necesario.
  • Bridas de plástico, pequeñas, ligeras y muy útiles cuando se rompe alguna cosa.
  • Mapa y brújula y/o GPS. Su utilización resulta básica para cualquier persona que practique montaña.
  • Reloj con altímetro, interesante pero no obligatorio.
  • Un trozo de cordino y unas bridas de plástico (no ocupa nada y nos puede sacar de un apuro en caso de que se nos rompa una cinta de la mochila).
  • Bolsas para la basura y residuos que generemos.
  • Bolsas para guardar la ropa sucia.
  • Teléfono móvil y su cargador.
  • Cámara de fotos y su cargador (no es que sea imprescindible, pero tal vez sea la única cosa innecesaria que merezca la pena llevar).
  • Dinero en efectivo. En muchos refugios no admiten el pago con tarjeta.
  • Tarjetas y documentación personal.
  • Algo de comida para picotear (barritas, frutos secos…) que ocupe y pese poco.
  • Cantimplora o botella de agua (2 litros).

Algunos detalles a tener en cuenta a la hora de hacer la mochila, y que nos pueden aligerar peso y sentir más cómodos, son los siguientes:

  • No llevar un saco de dormir clásico. Ocupa y pesa mucho. Basta con un saco-sábana o caso fino de verano. Si tenemos frío para dormir podemos usar las mantas del refugio. Todos tienen.
  • Para el aseo personal, evitar las toallas clásicas de toda la vida. Voluminosas, pesadas y que tardan mucho en secar.
  • Olvidarnos de la espuma y maquinillas de afeitar, así como de todo tipo de cremas para la cara que podamos estar utilizando. No pasa nada por estar una semana sin afeitarnos o sin usar esas cremas.
  • No llevar un bote de gel y otro de champú por separado para la ducha, ni tampoco botes grandes. Un bote pequeño de gel/champú para el cuerpo y el pelo es suficiente.
  • En cuanto a la comida, no llevar fruta (pesa y ocupa mucho y genera residuos) ni cualquier otro tipo de comida que genere residuos o sea pesada, como alimentos envasados en latas. Tendremos que cargar con toda la basura que generemos durante el trekking, ya que no podremos tirarla en los refugios. Llevar barritas energéticas, algo de frutos secos, fiambre envasado al vacío en plásticos, etc. En definitiva, alimentos que pesen y ocupen poco y no generen residuos. En todos los refugios podremos comprar bolsas de picnic si queremos para la comida principal del día.
  • Hacer el viaje en avión con la ropa de montaña puesta. Quitaremos así de la mochila al menos un pantalón, una camiseta, una prenda de ropa interior y las sandalias o zapatillas para estar en el refugio, y evitaremos cargar todo el trekking con ropa de calle que no utilizaremos. Las botas las podemos llevar en una bolsa como equipaje de mano.
  • No llevar mudas de repuesto para cada día. En todos los refugios podremos hacer colada al acabar la ruta.
  • Poner los elementos más pesados y con menos probabilidad de usarse en el fondo de la mochila, y dejar en la parte de arriba y en la seta lo que vayamos a necesitar durante la jornada.
  • Repartir el peso equilibradamente entre toda la mochila, de tal manera que sea capaz de mantenerse en pie por sí misma, sin caer hacia un lado u otro. Si todo el peso recae sobre un costado iremos desequilibrados. Como ya hemos dicho, los objetos más pesados preferentemente en el fondo.

Esta lista, por supuesto, es muy personal, y está hecha en base a lo que la experiencia nos ha dictado tras muchos trekkings en diferentes cordilleras. Luego puede ser ampliada o reducida según las preferencias de cada uno. Por ejemplo, podemos añadir un libro electrónico para los ratos de ocio, eliminar la cámara de fotos y conformarnos con la cámara del móvil, echar más o menos comida, llevar o no la espuma de afeitar, más o menos mudas de repuesto, etc. Al final, de lo que se trata es de conseguir una mochila con un  peso adecuado a las capacidades y complexión de cada persona, y que nos permita disfrutar de cada jornada del trekking sin tener la sensación de que estamos cumpliendo una penitencia.