¿Qué es un viaje de safari?
De los orígenes hasta la actualidad.

A lo largo del siglo XX la palabra safari se ha ido empleando cada vez más y era sinónima de grandes aventuras y viajes a países lejanos, o al menos eso reflejaban películas como Mogambo o Las Minas del Rey Salomón. Pero, aunque en la actualidad este término siga evocando una excursión de aventuras, los viajeros que deciden pasar sus vacaciones de safari no corren ningún tipo de riesgo y la gran mayoría de estas visitas son respetuosas con la fauna y flora del entorno, ya que en la actualidad la caza está prohibida, pues muchos de estos animales están en peligro de extinción.

Los orígenes del safari.

La palabra “safari” viene del swahili, tomada a su vez de un término de la lengua árabe que significa simplemente viaje. Este concepto empezó a utilizarse en África subsahariana a partir del siglo XVIII para indicar los viajes que realizaban los comerciantes que transportaban todo tipo de bienes.
Más tarde, a finales del siglo XIX y gracias a las aventuras de naturalistas y exploradores como William John Burchell, Thomas Ayres y Gustav Adolf Fischer el término empezó a adquirir otro significado: el estudio de la vida salvaje del continente africano. En ese momento, en plena colonización, con estos intrépidos aventureros llegaron también los cazadores europeos en busca de presas más grandes, por lo que el safari empezó a utilizarse como excursiones de caza. Este tipo de viajes se hicieron tan famosos que el antiguo presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, emprendió un safari de unas proporciones nunca vistas con el propósito de llenar el Museo de Historia Natural de Nueva York con animales africanos. En total llegaron a cazar más de 11 000 especímenes, entre ellos, 500 pertenecían a los cinco grandes (elefantes, leones, leopardos, búfalos y rinocerontes).

De la caza a la fotografía.

Después de varias décadas vaciando al continente de sus especies más espectaculares, los dueños de las tierras donde se llevaban a cabo este tipo de excursiones se dieron cuenta del error que estaban cometiendo y buscaron una solución para poder seguir rentabilizando sus terrenos. La encontraron en el turismo sostenible y los amantes de los viajes de aventuras respetuosos con el entorno. Es así como empezaron a ofrecer excursiones para proteger y conservar su riqueza natural.
Actualmente el término safari sigue implicando la idea de un viaje a tierras lejanas, pero no con la finalidad de comerciar ni cazar, sino simplemente de avisar animales salvajes en una zona protegida, que suelen ser reservas naturales y parques nacionales. De esta forma los únicos disparos que reciben los animales hoy en día son los de las cámaras de fotos de los visitantes.

Turismo responsable y para todos los gustos.

La mayoría de los safaris se han convertido en expediciones provechosas para la vida salvaje africana, pues los viajeros, además de contemplar la fauna de la sabana, también tienen la oportunidad de contribuir a su protección, de forma directa o indirecta. Casi todos los parques y reservas naturales cuentan con proyectos de conservación que necesitan del apoyo de los viajeros.
Además de todo esto, el safari está pensado para que los extranjeros tengan un intercambio ético con las comunidades locales. El turismo responsable genera empleos para los habitantes de la zona que también pueden vender sus productos y servicios a los visitantes. Algunas empresas dedicadas al sector incluso dedican una parte de sus ingresos directamente a fomentar proyectos de empoderamiento social, creación de infraestructuras o asistencia a las comunidades oriundas.
De hecho, en la actualidad, se pueden combinar estas excursiones con todo tipo de actividades que fomentan el contacto con las personas del lugar. Así, numerosos safaris ofrecen también visitas culturales y talleres de artesanía local en un entorno sin igual.

La variedad de opciones es otra de las grandes riquezas los safaris. De esta forma, podemos elegir hacer excursiones de un día o dos de bajo presupuesto durmiendo en tiendas de campaña bajo las estrellas o de varios días en lodges de lujo en contacto con la naturaleza disfrutando de las comodidades de un mayordomo, chef y guía personales. Están diseñados para todo tipo de público, gustos y edades.

Tanto es así que el clásico medio de transporte que se nos suele venir a la cabeza, el 4 x 4, no es la única opción para desplazarse. Hoy en día también se pueden hacer safaris a pie, para ver gorilas en las reservas de Uganda y Ruanda; en barcas, navegando por los canales del delta del Okavango donde se pueden ver cocodrilos o en globo aerostático siguiendo la gran migración sobre la planicie de Tanzania.

En definitiva, los safaris se están construyendo un nuevo significado en torno al turismo sostenible bajo el lema “toma solo fotografías y deja solo huellas”. Un viaje diferente y que se adapta a ti para disfrutar en pareja durante vuestra luna de miel o en familia, pero siempre a vuestro gusto.