Elegir un saco de dormir

Elegir un saco de dormir adecuado puede ser un elemento determinante a la hora de despertar lleno de energía después de una noche de sueño reparador o, pasar la noche en vela esperando a que abra el día para ir aguantando hasta que llegue el momento de descansar. No hay un saco que valga para todo, lo importante es saber qué uso le vamos a dar, ya que no es lo mismo elegir un saco para salir a la montaña en verano o dormir en un refugio o hacer alta montaña en invierno. El tipo de ropa, el aislamiento, la temperatura y tu propio cuerpo marcarán la calidad del sueño. Así que entran en juego muchos factores a la hora de elegir un saco de dormir que se ajuste a tus necesidades, aquí te contamos los elementos más importantes que debes tener en cuenta.

Una temperatura adecuada para un sueño perfecto

No hay nada más agotador que levantarse después de una noche de no haber pegado ojo, sobre todo si tienes que enfrentarte a un día de trekking. Para poder dormir correctamente es necesario encontrar la temperatura que nuestro cuerpo necesita para descansar. Los fabricantes de saco suelen referirse a esto como temperatura de confort. Aunque esto pueda resultar un poco ambiguo, ya que no todos somos capaces de producir la misma temperatura, y además algunos fabricantes inflan un poco estos datos, conviene tenerlo en cuenta. Así, deberemos elegir un saco con una temperatura confort inferior a la mínima a la que solemos dormir, si hace mucho calor, siempre puedes abrir un poco la cremallera.

El peso y el volumen también influyen

Si vamos a cargar durante horas con nuestro saco de dormir deberemos tener en cuenta cuanto pesa y cuando espacio nos va a ocupar en la mochila. Ambas condiciones vendrán determinadas por el tipo de relleno.

Si vas a ir de campings o para verano, o incluso si vas a dormir en refugios donde hay mantas, lo mejor es que elijas un saco de dormir de fibras por su precio. Pero entre sus numerosas ventajas, la fibra también es hipoalergénica, calienta incluso aunque se haya mojado y se seca rápidamente, por otro lado, ocupa más y pesa más que la pluma.

Si por el contrario deberás cargar todo el día con el saco, lo importante es que busques una buena relación peso/calidez, aunque tengas que gastarte un poco más en tu saco de dormir. Para ello, no hay nada mejor que la pluma, que será nuestra mejor acompañante para casi cualquier tipo de circunstancia, excepto si vamos a dormir a temperaturas altas. Además, este relleno posee una capacidad de compresión muy alta y si lo cuidas bien te puede durar años. Aquí deberás fijarte en los CUIN, esta medida que compara la relación entre volumen y peso, se calcula introduciendo en un mismo recipiente el mismo peso de pluma, cuanto más ocupe, más capacidad tendrá de abrigar. Así, sabrás que un saco de pluma de 800 CUINS abrigará mejor que uno de 550 CUINS.

La forma y el tamaño sí importan

Porque no todos somos iguales, existen diferentes formas de sacos de dormir con diferentes tallas, más grandes o más pequeñas, para cubrirte perfectamente hasta los hombros y evitar enfriarte. Si no sueles moverte mucho o dormir más bien encogido, los sacos tipo momia son estupendos, ya que se adaptan perfectamente a tu cuerpo, mantienen el calor y ocupan menos espacio. En este caso, recuerda comprobar la talla de los hombros y las caderas para que estés cómodo. Por el contrario, si te sueles mover mucho o duermes extendido, opta por un saco rectangular, tendrás más libertad de movimientos. Pero recuerda que este tipo de sacos pierde mucho calor, por lo que no es recomendable para entornos muy fríos.

Por último, existen sacos para parejas, algunos incluso están diseñados para usarse individualmente y luego unirse para formar uno más grande, para dos. Recuerda comprobar que las partes opuestas son compatibles.

Algunos trucos para no pasar frío

Si a pesar de todo, crees que puedes pasar frío por la noche, no te cortes y añade un plumífero. Para muchos, es normal tener solo un saco de dormir, así que no te cortes y llévate un plumífero, es mucho más polivalente. Si vas a salir durante varios días y necesitas una solución que abrigue, también puedes probar a dormir con ropa térmica o polar. Recuerda que lo más importantes es tener calor en los pies, los brazos y los hombros. También puedes echar mano de un pañuelo o una braga para taparte la boca y evitar, así, respirar aire frío, lo que afecta directamente a los pulmones. Con todos estos consejos ya cuentas con la información necesaria para elegir un saco de dormir adecuado y levantarte con las pilas recargadas para afrontar un nuevo día en tu trekking de montaña.